viernes, 21 de mayo de 2010

El yelmo de Mambrino, los galeotes y el mozo de Sierra Morena (Capitulos 21-23)

Después de averiguar de que se trataba el ruido salimos al camino y pude ver a lo lejos un caballero que llevaba puesto el famoso yelmo de Mambrino. El necio de Sancho me advirtió que no sacara conclusiones precipitadas; pero yo estaba seguro que de ese se trataba. Enseguida fui a atacarlo y el muy cobarde caballero cuando vio esto salio corriendo, dejando en el suelo el yelmo de Mambrino. Después de recoger el yelmo comencé a fantasear junto con Sancho. Le dije que si nos hacíamos famosos yo me iba a casar con la hija de un gran rey, a la muerte de este yo heredaría el trono. Siendo rey mandaría a casar a Sancho con la mejor doncella que la hija del rey tuviera. Cuando terminamos de fantasear nos prometimos mutuamente que íbamos a trabajar muy duro para conseguir esto. Seguimos caminando y al poco tiempo nos topamos con unos galeotes escoltados por comisarios armados. Al ver esta inhumana situación me enfurecí. Les pregunte a cada uno porque estaban condenados y cada uno respondió. Me pareció muy injusto que estos estuvieran condenados a la pena mayor y fue por esto que le exigí al comisario que los dejara libre. El muy desgraciado se negó entonces tuve que arremeter contra el. Mientras yo peleaba contra el comisario los galeotes aprovecharon, se soltaron y desarmaron a los comisarios. Cuando termino la batalla les dije a los galeotes que fueran a visitar a mi amada Dulcinea del Toboso y le contaran como yo los había liberado. Los muy desgraciados y malagradecidos se negaron y tras de eso arremetieron contra nosotros y nos saquearon. Huimos y por consejo de Sancho nos escondimos en Sierra Morena. Al poco rato de estar ahí nos echamos a dormir. Al despertar me di cuenta que el asno de Sancho no estaba, se lo habían robado. Cuando Sancho se entero de esto, se puso a llorar. Trate de consolarlo y le prometí a Sancho que le conseguiría cinco asnos mas. Cuando Sancho se calmo un poco empezamos a caminar y nos encontramos un bulto con ropa, dinero y poemas. Leí los poemas y me interese en saber quien los había escrito. Seguimos caminando y vimos pasar a un mozo semi desnudo que se adentro en el bosque. Le dije a Sancho que lo fuéramos a buscar. Mientras lo estábamos buscando nos topamos con un cabrero. Le pregunte al cabrero que si sabia algo de este joven. El cabrero nos dijo que el joven vivía en la sierra desde hace algún tiempo, que es cortes y educado cuando esta cuerdo pero cuando pierde el juicio se torna violento. De pronto apareció el joven. Al verlo me dispuse a saludarlo.

1 comentario: