jueves, 14 de octubre de 2010

Los personajes, el Caballero del Bosque y los encantadores (Capitulos 10-15)

Sancho se fue al pueblo y al poco tiempo volvió con tres labradoras montadas en pollinos. Sancho me dijo que una de ellas era Dulcinea y al verla me enfurecí ya que los encantadores hacían ver a mi princesa como una simple labradora. Después de esto seguimos rumbo a Zaragoza. De camino topamos con una carreta con los personajes de una compañía que venían de presentar el auto Las Cortes de la Muerte. Todavía venían vestidos de "muerte", "diablo", "reina" y "emperador". Uno de los diablos le dio un vejigazo a Rocinante y este salio disparado y me dejo tirado en el suelo. Inmediamente, al levantarme, quise atacar a los sinvergüenzas, que se armaron con piedras para repeler mi ataque. Sin embargo, Sancho me convenció que no peleara con esos cobardes ya que estos solo podían con piedras. A la noche siguiente estuve conversando con Sancho bajo unos arboles. Después de un rato nos quedamos dormidos, sin embargo, al poco tiempo pudimos escuchar el canto del Caballero del Bosque que cantaba su amor por su señora Casildea de Vandalia. Venia acompañado de un escudero, y apenas nos vimos entablamos una conversacion: caballero con caballero y escudero con escudero. Mientras hablaba con el Caballero del Bosque pude escuchar que los escuderos describían a sus propios amos. Después de esto comimos y tomamos vino hasta quedarnos dormidos. Al día siguiente el Caballero del Bosque me dijo que el había vencido a todos los caballeros que había enfrentado incluyendo a Don Quijote de la Mancha. Al escuchar esto le dije que se equivocaba y lo rete a un duelo a la mañana siguiente. Era el día del duelo y el Caballero del Bosque se vistió con una casaca finisima llena de pequeños espejos (es por esto que también se le llama Caballero de los Espejos). Acorde con el Caballero que el vencido quedaría a disposicion del vencedor. Pude ganar el duelo y lo hice admitir que Dulcinea del Toboso era mas hermosa que Casildea de Vandalia. Después de esto los encantadores me jugaron otra mala pasada: me hicieron creer que el Caballero de los Espejos era el bachiller Sansón y que su escudero era Tome Cecial, un vecino de Sancho. No caí en la trampa de los encantadores y continué con mi camino hacia Zaragoza. El ignorante de Sancho decía que Sansón Carrasco y Tome Cecial venían de acuerdo con el cura y el barbero con la intención de vencerme para hacerme regresar a casa pero las cosas no les habían salido. Por supuesto yo no creí este cuento ya que yo estaba seguro que esto había sido obra de los encantadores.

La discusion, la solicitud de Sancho y la llegada a Toboso (Capitulos 6-9)

En casa,la ama y mi sobrina me trataron de convencer de que no hiciera mi tercera salida. Mi sobrina me decía que los caballeros andantes no eran mas que tonterías, también me decía que yo no podía ser caballero porque era pobre y solo los hidalgos y los ricos podían ser caballeros. Al escuchar esto me indigne y por lo tanto tuve que explicarle a mi sobrina que yo nací bajo la influencia de Marte y por lo tanto debía de dedicarme a las armas; el cielo es el que ordena que yo sea caballero. Después de la discusión con mi sobrina llego Sancho. Cuando estuve solo con Sancho este me exigió un salario y me dijo ya que no se podía mantener de las mercedes. Al escuchar esto le respondí que era una tradición que el escudero se mantuviese de las mercedes de su señor y que yo no estaba dispuesto a romper esa tradición. También le dije que si el ya no quería ser mi escudero me conseguiría otro. Al poco tiempo apareció el Bachiller junto con el ama y mi sobrina. El bachiller me animo a seguir con mi aventura y hasta se ofreció ser mi escudero. Sancho, al escuchar esto, se echo a llorar y me dijo que el seguiría siendo mi escudero y que solo me había pedido el salario para complacer a su mujer. Al escuchar esto abrace fuertemente a Sancho y acordamos salir al anochecer. Esa misma noche nos fuimos y nadie, excepto el bachiller, se dio cuenta. Durante todo el trayecto hacia el Toboso charle con Sancho. Llegamos al Toboso a medianoche y acordamos que Sancho iría a buscar a Dulcinea mientras yo permanecería en las afueras de Toboso.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Las visitas, Sanson Carrasco y la decision (II Parte Capitulos 1-5)

Estuve en casa descansando por un tiempo. El cura y el barbero no me fueron a visitar por un tiempo, lo cual me pareció un poco extraño. Unos días pasaron y tuve la dicha de recibir al cura y el barbero. Estuvimos conversando por un tiempo acerca de héroes y gigantes. Unos días después me vino a visitar Sancho. Cuando Sancho iba a entrar a la casa mi ama y mi sobrina lo querían impedir, por fortuna pude escuchar la discusión y ordene que lo dejaran entrar (a Sancho).Le pregunte a Sancho que que decían en el pueblo acerca de mis aventuras. Sancho me dijo que nadie me respondería mejor que un tal bachiller llamada Sansón Carrasco el cual había llegado al pueblo. Le solicite a Sancho que lo trajera y el me lo prometió. Al poco tiempo llego Sancho acompañado del bachiller Sansón Carrasco. Sansón contó que mis aventuras habían sido escritas por un moro llamado Cide Hamete Benengeli y que ya se conocía en mucho lugares. También me dijo que este libro había sido traducido a todas las lenguas y que gustaba mucho porque era fácil de entender. Sansón señalo que hasta Rocinante era conocido por "todo el mundo". Después de escuchar esto quede muy complacido e invite al bachiller a cenar. Estuvimos conversando por un rato. Estuvimos recordando algunas aventuras que habíamos tenido en especial la de los cien escudos y el hurto de Rocinante. Después de conversar por un rato escuchamos a Rocinante relinchar. Esto era un indicio de buena suerte por lo que decidimos salir nuevamente en ocho días. Le pedí a Sansón que compusiese unos versos para despedirme de mi amada Dulcinea pero con la condición de que no le dijera nada a nadie (acerca de la salida). Al día siguiente Sancho me contó que había discutido con su mujer: Teresa. Sancho le contó acerca de nuestra próxima salida. También le contó de mi promesa de hacerlo gobernador de una ínsula. Finalmente Sancho y su mujer discuten acerca del futuro de sus hijos, que si van a ser condes o condesas o con quien se van a casar.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La historia de Eugenio, la pelea y el regreso a casa (Capitulo 51-Final 1 Parte)

Todos nos dispusimos a escuchar el relato del cabrero. Dijo llamarse Eugenio. Contó que todos los jóvenes de su aldea (incluyendolo a el) vivían enamorados de la joven Leandra. Eugenio describió a Leandra como una joven que tenia una belleza deslumbrante. Un día regreso al pueblo un soldado que, además de contar historias fabulosas para destacar su valentía, se las ingeniaba para vestirse y adornarse de manera muy llamativa. Todo esto cautivo a Leandra a tal punto que decidió fugarse con el soldado. Días después la encontraron abandonado en una cueva y , según se dijo, el soldado le había todo excepto su honra. Debido a esto su padre decidió encerrarla en un monasterio y todos sus enamorados se fueron al bosque a pastorear cabras y ovejas. Mientras pastoreaban también cantaban sus amores o desdenes por la moza. Después de que el cabrero termino su historia tuve un altercado con el. El cabrero me llamo loco y yo al escuchar esto me enfurecí, lo insulte y tuvimos una pelea. La pelea nunca termino ya que cuando estábamos en lo mejor de la pelea se oyó una trompeta y luego aparecieron unos disciplinantes. Era un procesión con una imagen de la Virgen. Al ver esto inmediatamente arremetí contra los religiosas para liberar a aquella señora enlutada. Cuando estaba apunto de liberar a la Virgen corrí con la mala suerte de que uno de los disciplinantes tenia un palo y me golpeo fuertemente en la cabeza. Después del golpe perdí el conocimiento, no recuerdo que fue exactamente lo que paso. Cuando desperté pude ver a Sancho lamentandose porque creyó que yo estaba muerto. Le dije que no fuera ridículo que yo jamas moriría si no era en batalla. Le manifesté a Sancho que debíamos volver a casa y esperar un tiempo para poder salir de nuevo. Al cabo de seis días de marcha, un domingo al mediodía, llegamos a nuestra aldea. Al llegar a casa me estaban esperando la ama y mi sobrina. Ellas se encargaran de que descanse en paz y tranquilidad por un tiempo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

La discusion con el canonigo y el cabrero (Capitulos 48-50)

Pude escuchar que el secuestrador y el canónigo siguieron hablando de los libros de caballería. Después de un rato llegaron a un claro, se detuvieron a descansar y le dieron comida a los bueyes. En ese momento Sancho se acerco a la jaula y me dijo que lo que estaba sucediendo no era un encantamiento y que quienes me secuestraron eran el cura y el barbero. Al escuchar esta ignorancia le dije a Sancho que no fuera tonto y que no se dejase llevar por las falsas apariencias, pues ellas son parte del encantamiento. Después de la platica con Sancho fui liberado por unos instantes para que hiciera mis necesidades fisiológicas (gracias a Dios). Cuando regresé tuve una gran discusión con el canónigo acerca de los libros y de los caballeros. Este ignorante decía que los libros eran una falsedad y que los caballeros también lo eran. Esta fue una larga discusión. Estuvimos discutiendo por media hora hasta que se nos acerco un cabrero que venia persiguiendo una cabra. El cabrero fue invitado a comer y como agradeciemiento ofreció relatarnos un cuento. Todos queríamos oírlo.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El yelmo de mambrino, la discusion y el secuestro (Capitulos 45-47)

Al llegar el barbero a la venta tuvimos una pequeña discusión. Discutimos acerca del yelmo. El ignorante barbero decía que el yelmo era una bacía. Por suerte tuve el apoyo del otro barbero, el cura, Cardenio, la princesa Micomicona y Luscinda. Ellos me apoyaron y dijeron que el objeto era en realidad el yelmo de Mambrino. Después de esto se armo una gran bronca cuando un cuadrillero de la Santa Hermandad quiso apoyar al barbero. Posteriormente otro desgraciado cuadrillero me quiso apresar por haber liberado a los galeotes y me llamo salteador de caminos, por fortuna me pude defender. Después del incidente el cura hablo con los cuadrilleros para que no me llevaran preso (nunca entendí porque lo hizo ya que yo me podía defender solo), también le pago una plata al barbero y al ventero (tampoco entendí porque lo hizo). El castillo estuvo en calma los siguientes dos días. En la noche del tercer día me paso algo inesperado. Estaba durmiendo en mi cama cuando de pronto me despertaron unos hombres disfrazados, me ataron y me metieron en una jaula. No pude hacer nada, eran demasiados, me tomaron desprevenido, no me pude defender. Mientras estaba en la jaula uno de los secuestradores me llamo Caballero de la Triste Figura y luego me relato toda una profecía. Después de escuchar la profecía, me calme un poco. La jaula en la que iba fue puesta sobre una carreta tirada por bueyes. Los bueyes empezaron a caminar. Poco después de haber iniciado el viaje fuimos alcanzados por un grupo de hombres, su jefe era un canónigo, pronto empezó a conversar con uno de los secuestradores. Lo único que pude escuchar es que el canónigo odiaba los libros de caballería. Al oír esto me sentí furioso, ofendido, lo único que quería hacer era matarlo.

miércoles, 11 de agosto de 2010

El oidor, el canto y los desgraciados encantadores (Capitulos 42-44)

Apenas el cautivo termino de contar su relato llegaron a la venta un señor acompañado de su hija. Dijo llamarse Juan Perez de Viedma y que iba para América con cargo de oidor. En el momento en el que el oidor pronuncio estas palabras el cautivo lo reconoció, era su hermano. El cura los presento a ambos y el oidor le dio la buena noticia a su hermano de que su padre aun vivía. El cautivo estaba muy emocionada. Dijo que se iba a preparar para ir hasta Sevilla a visitar a su padre y a bautizar a Zoraida.
Por la noche decidí hacer guardia montado sobre Rocinante. Al poco tiempo un mozo se acerco y empezó a cantar como si estuviese enamorado. Pude escuchar al interno del castillo que la hija del oidor, llamada Clara, hablaba sobre el mozo. Le estaba contando a la princesa Micomicona que aquel mozo de mulas en realidad era un distinguido vecino llamado Luis, que se había enamorado de ella y que la venia siguiendo sin que nadie se diera cuenta, excepto ella. Al terminar el canto de aquel mozo escuche que alguien me llamaba. Era la hija del señor del castillo que me llamaba atravez de una ventana con rejas de oro. Me estaba declarando su amor. Le dije que haría todo lo que ella quisiese excepto corresponderle el amor. Entonces me dijo que por lo menos le diera la mano para que así pudiese desahogar todo el deseo que sentía hacia mi. Acepte diciéndole que esa mano había sido utilizada para ganar grandes batallas. Apenas le di la mano sentí algo extraño como si me la estuvieran atando. Después de un rato trate de soltarme, trate y trate pero no pude por lo que decidí quedarme así hasta que amaneciera. Cuando ya casi amanecía llegaron varios hombres a caballo. Rocinante al ver a los caballos se movió inesperadamente por lo que me resbale. Al resbalarme quede colgado de mi brazo, sin pegar los pies a la tierra. Empecé a gritar y a gritar para que alguien me ayudara. Mis gritos despertaron a Maritornes la cual me vino a soltar el brazo. Estaba furioso, lo único que quería hacer era matar a esos desgraciados encantadores que me ataron el brazo. Los hombres que habían llegado al castillo eran criados del padre de Luis los cuales venían a traerlo para que este regresara a sus tierras. Luis dijo que no se iría ni muerto. De todo esto se entero el oidor. El oidor se dispuso a hablar amigablemente con su distinguido vecino. Mientras el oidor y Luis hablaban llego a la venta el barbero al cual le había quitado la bacía.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La historia del cautivo (Capitulos 39-41)

Al terminar mi discurso el cautivo se dispuso a contar su vida. Dijo ser el mayor de tres hermanos y que habiendo escogido el ejercicio de las armas como profesión, había andado por muchos y diversos lugares. También contó que había participado en muchas batallas. El cautivo dijo haber sido apresado por el rey de Argel después de uno de sus viajes. Mientras estaba en la cárcel se pudo poner en contacto con una mora llamada Zoraida. Por una ventana el cautivo recibía mensajes que Zoraida hacia bajar en una cana. El cautivo contó que los mensajes, escritos en árabe eran traducidos por un moro renegado que le había ofrecido su amistad. Zoraida era hija de un acaudalado moro llamado Agi Morato. Agi Morato le ofreció al cautivo todo el dinero que necesitara con la condición de que llevara a su hija a España y se casara con ella. El cautivo contó que pudo pagar el rescate con el dinero aportado por Zoraida. También pudo conseguir un barco que los trasladara de Argel hasta España. Cuando el cautivo, acompañado del renegado y de otros compañeros cristianos, fueron a recoger a Zoraida, se despertó Agi Morato, por lo que tuvieron que llevarlo con ellos atado y amordazado. Cuando estaban en alta mar Agi Morato se enojo con su hija cuando se dio cuenta de que ella era cristiana y que iba a allí por su propia voluntad. Entonces, los cristianos, decidieron dejar al moro en una playa solitaria y continuar con su viaje. Contó el cautivo que al poco tiempo de estar en alta mar les ocurrió una desgracia: fueron atacados por unos piratas franceses. Los piratas les robaron todas sus pertenencias. Después del percance lograron llegar a las costas de España en donde fueron auxiliados por unos vecinos. Ahora el cautivo junto con Zoraida se disponían a buscar a sus padres y hermanos.

sábado, 31 de julio de 2010

El reencuentro, la felicidad y el discurso (Capitulos 36-38)

A la mañana siguiente pude divisar un grupo de viajeros que venían hacia la venta. Eran pocos, solamente cuatro. Todos venían con el rostro cubierto con un velo. Mientras la princesa Micomicona ayudaba a la dama embozada descubrió que el caballero que la acompañaba era su esposo, un tal Fernando. Yo estaba muy confundido, ya que yo creía que la princesa era soltera. Después de escuchar esto me fui a dormir. Mucho tiempo después me contaron lo que en realidad había pasado mientras yo dormía. La princesa Micomicona era una dama llamada Dorotea la cual estaba casada con Fernando, después de un tiempo la dejo y se enamoro de otra dama llamada Luscinda. Luscinda era la novia del famoso Cardenio. Al cabo de un tiempo Fernando y Luscinda se iban a casar, pero en la ceremonia Luscinda se desmayo y Fernando encontró un papelito que decía que ella solo se casaría con Cardenio. Cardenio esto nunca lo supo por lo que se fue al bosque a dejarse morir. Fue ahí donde Sancho y yo lo conocimos. Su reencuentro fue en la venta.
La dama embozada resulto ser Luscinda, después de un tiempo se reconoció con Cardenio. Todos, al reconocerse quedan mudos por unos instantes. Posteriormente cada uno contó su historia. Fernando dijo que su matrimonio con Luscinda nunca se dio y que ahora el venia con Luscinda porque la había ido a sacar de un monasterio junto con los otros dos caballeros.
Ahora todos estaban felices: Cardenio se reencontró con Luscinda; Dorotea con Fernando y según me dijeron el cura iban a pagar todo lo que yo debía.
Yo nunca estuve de acuerdo con esta paga, ya que yo soy caballero y no debo pagarle nada a nadie.
Mientras el cura hablaba con los recién llegados yo me fui a descansar a la habitación, por lo que no pude escuchar nada de lo que hablaban. Después de mi siesta escuche que personas entraban a la venta. Me levante y fui a ver las novedades. Los visitantes tenían apariencia de moros, pero resultaron ser cristianos. La dama dijo llamarse Zoraida, el caballero era el cautivo. Zoraida y el cautivo fueron muy bien recibidos, todos ofreciéndole su amistad.
En la noche hubo una reunión. En esta reunión hice un discurso para exaltar el valor de las armas sobre las letras, ya que la paz es el mayor anhelo del hombre y las armas tienen como único objeto la paz. Todos comenzaron a cenar. Mientras tanto yo seguía con mi discurso, en esta parte elogie a las armas pero condene a la artillería. También hable de los pobres soldados, tan importantes en la guerra pero tan poco premiados; además de ser las personas mas pobres. Al terminar de decir mi discurso el cautivo se dispuso a contar el de el.

miércoles, 21 de julio de 2010

La historia de Anselmo y Lotario y el sueno de Don Quijote (Capitulos 33-35)

Mientras estaba descansando en la habitación pude escuchar que el ventero hablaba de libros de caballerías. El ventero empezó a leer en voz alta una novela titulada El Curioso Impertinente. Como no tenia sueno me dispuso a escuchar la historia. La historia se desarrolla en Florencia donde vivían dos amigos llamados Lotario y Anselmo. Ambos eran solteros hasta que Anselmo decide casarse con una joven llamada Camila. Al poco tiempo de casados, Anselmo, se le ocurre una idea desorbitante: probar la honradez de su esposa. Anselmo se lo comunica a su mejor amigo Lotario. Lotario trata de disuadirlo. Anselmo le dice a Lotario que si el no quiere ser el que pruebe a Camila entonces buscaría otro que lo ayude. Lotario no tiene otra opción mas que acceder. En principio Lotario trata de engañar a su mejor amigo dándole informes falsos, ya que el ni siquiera había vigilado a Camila. Anselmo lo descubre y lo trata de traidor. Lotario, al ser descubierto, le promete a su amigo ayudarlo en verdad. Anselmo, para facilitar la labor de Lotario lo deja cuidando su casa mientras el esta fuera por algunos días. Anselmo también le solicita a Lotario que si Camila acepta ser su amante, el no consumara el hecho y le comunicara de inmediato. Lotario no cumplió con la petición de su amigo ya que cuando Camila acepto ser su amante, este olvido su compromiso. Ahora Lotario engañaba a su amigo diciéndole que Camila se había mantenido fiel. El asunto se complico aun mas cuando Leonela, criada de Camila, se entera de las aventuras de su ama. Esto le da valor para recibir amantes en casa de Camila. Una noche Lotario observa que un hombre sale de la casa de Anselmo: era el amante de Leonela. Lotario cree que ahora Camila lo engaña a el. Es por esto que decide contarle toda la verdad a su mejor amigo y le sugiere que en la noche se esconda en su casa para probarle lo que decía. Sin embargo, antes del anochecer Lotario se encuentra de casualidad con Camila. Camila dice estar preocupada por las aventuras de Leonela. Lotario al escuchar esto se da cuenta de su error y le confiesa a Camila lo que había planeado con Anselmo. Camila decide aprovechar la ocasión para demostrar su inocencia. En la noche mando a llamar a Lotario con Leonela. Cuando Camila tuvo enfrente a Lotario tomo una daga y le pregunto que si ella alguna vez había aceptado sus galanteos. Lotario al darse cuenta de las intenciones de su amada empezó a alabar su honestidad y fidelidad. Camila al escuchar esto se hizo una pequeña herida en el costado.

Esto fue lo ultimo que escuche de la historia ya que me quede dormido y empecé a sonar que estaba luchando contra un gigante. Al despertarme me halle vestido con una camisa que apenas me cubría los muslos, el brazo izquierdo cubierto con la manta de la cama y en la mano derecha tenia mi espada. Según me contaron mientras dormía estaba luchando solo sobre la cama y le estaba dando cuchilladas a los cueros como si del gigante se tratara. Esto lo pude probar ya que el aposento estaba lleno de vino. Cuando los ánimos se calmaron el ventero siguió con la historia.


Lotario y Anselmo siguieron siendo amigos por algún tiempo mas. Una noche Anselmo sorprendió al amante de Leonela saliendo de la casa. Llamo a Leonela y la amenazo de muerte si no le aclaraba la situación. Camila al enterarse de las amenazas de su esposo se asusto mucho y huyo a casa de Lotario. Lotario también se asusto y llevo a Camila a un monasterio. Posteriormente el mismo huyo de la ciudad. Anselmo al darse cuenta de la ausencia de su esposa se entristeció y quiso comunicarselo a Lotario. Tampoco lo encontró. Luego los criados le informaron de todo lo sucedido. Anselmo se entristeció, creyó perder el juicio y se fue a casa de un amigo. En la casa del amigo empezó a escribir todo lo que había perdido por su culpa al tiempo de que perdía su propia vida.

miércoles, 9 de junio de 2010

La historia de la princesa, la entrevista con Dulcinea y la discusion en la venta (Capitulos 30-32)

Seguimos caminando y al poco rato la princesa Micomicona nos contó su historia. La princesa dijo ser hija del rey Tinacrio el Sabidor y de la reina Jaramilla. Su padre había previsto que el gigante Pandafilando le propondría matrimonio. La princesa nos contó que no se quería casar con el, fue por esto que huyo en busca de un caballero que la rescatase y se casara con ella. Al oír esto me exalte y le dije a Sancho que iba a matar al gigante pero que no me casaría con ella ya que mi corazón pertenecía a Dulcinea. Sancho se atrevió a decirme que Dulcinea no me merecía. Al escuchar esto enfurecí, no me pude controlar y empecé a darle una paliza. Después de darle unos cuanto golpes (a Sancho) me tranquilice y pude ver a lo lejos un hombre montado sobre el asno de Sancho. Sancho empezó a gritarle al hombre. El hombre al escuchar esto escapo y dejo el asno atrás. Sancho al reencontrarse con su asno lo empezó a besar como si se tratara de su esposa. Al ver esto le dije a Sancho que todavía seguía en pie mi promesa de conseguirle tres asnos mas. Después de la conmovedora escena le pregunte a Sancho los detalles de la entrevista con Dulcinea. Sancho dijo que al darle la carta a Dulcinea esta la rompió de inmediato ya que ella no sabia leer y no quería que nadie se la leyese. Sancho también me dijo que Dulcinea había solicitado que yo la fuera a visitar al Toboso personalmente. Después de escuchar esto empecé a dudar. No sabia si ir primero al Toboso a visitar a mi amada o si primero debía ir a matar al gigante. Seguimos caminando y al poco rato nos encontramos con un muchacho que casualmente era Andrés. Después de saludarlo empecé a contar como yo lo había liberado de su amo cuando este lo golpeaba. Andrés respondió que todo había sido en vano ya que cuando yo me fui su amo lo volvió a azotar y con mas fuerza. Al escuchar esto me enoje mucho ya que una de mis misiones había fracasado. Después de despedirme de Andrés continuamos caminando hasta llegar a la venta (la misma en la que ya habíamos estado). Fuimos recibidos por el ventero, su esposa , la hija de ambos y la moza Maritornes. Los salude y antes de que me dijeran algo me comprometi a pagar para que no hubieran malentendidos. Después de hablar por unos instantes me fui a dormir junto con Sancho. Cuando ya me iba a dormir pude escuchar que el cura, el barbero y los ocupantes de la venta discutían acerca de los libros de caballería. El cura y el barbero opinaban que los libros de caballería eran inventos y mentiras de unos escritores que tenia como propósito entretener a la gente. Los ocupantes de la venta opinaban que estos libros eran historias verdaderas. Al poco tiempo escuche que el ventero estaba enumerando libros de caballería por lo que intuí que este se los estaba mostrando a los presentes. Pude escuchar que el ventero destaco una novela titulada: El Curioso Impertinente.

viernes, 4 de junio de 2010

Las penas de Cardenio, Dorotea y el encuentro con la princesa Micomicona (Capitulos 27-29)

Después de estar solo por unas horas llego Sancho. Mucho tiempo después me contaron lo que había ocurrido con el cura y el barbero mientras yo estaba con Sancho. Según me contaron el cura y el barbero se toparon con un mozo que casualmente era Cardenio. Cardenio decidió contarles la historia de su vida (la misma que nos había empezado a contar a nosotros pero esta vez si la termino). Cardenio repitió lo mismo que nos había contado y agrego que cuando Fernando se enamoro de Luscinda decidió quitarlo a el de allí mandándolo a hacer un mandado. Este mandado tuvo ausente a Cardenio por ocho días. Mientras Cardenio estaba ausente Fernando le pidió la mano a Luscinda y se caso. Cardenio al regresar del mandado y darse cuenta de lo que había ocurrido se sintió muy dolido. Entonces decidió internarse en la montana y dejarse morir, pero hasta ahora solo había podido perder el juicio. Después de escuchar la historia de Cardenio se toparon con una joven vestida de hombre. La joven trato de huir pero al ver esto el cura y el barbero le ofrecieron ayuda. La joven se detuvo y entablo una conversión con el cura, el barbero y Cardenio. Después de tomar confianza la joven contó su historia. Dijo llamarse Dorotea y ser hija única de un rico labrador. Dorotea les contó que había sido engañada por un noble mozo llamado Fernando. Fernando después de proponerle matrimonio abuso de ella y la abandono para casarse con Luscinda. Dorotea también contó que ella había ido a la casa de Luscinda y en esta le habían dicho que el matrimonio (entre Fernando y Luscinda) nunca se dio. Según le contaron en el momento de la ceremonia Luscinda se había desmayado y cuando le abrieron el vestido para darle aire encontraron un papel. El papel decía que ella(Luscinda) solo seria esposa de Cardenio. Fernando se enojo mucho y ahí mismo la abandono. Dorotea después se entero que la estaban buscando por orden de su padre, fue por esto que decidió esconderse en la montana vestida de hombre. Después de haber escuchado la historia de Dorotea, Cardenio se presento y se identifico ante esta. Después de hablar por unos instantes decidieron ayudarse mutuamente para buscar la solución a sus penas.


Al poco tiempo de hablar con Sancho nos topamos con la princesa Micomicona. La princesa me solicito un favor: que matase a un gigante. Como mi deber manda acepte, y le dije a Sancho que prepara a Rocinante para seguir a la princesa. En el camino nos topamos con el cura, el barbero y Cardenio. En el camino el cura me contó que el y el barbero habían ido a cobrar unos impuestos pero que unos galeotes se los robaron. Yo no supe que hacer ni que decir ya que fui yo el que libere a esos sinvergüenzas.

viernes, 28 de mayo de 2010

La historia de Cardenio, la penitencia y las aventuras de Sancho (Capitulos 24-26)

Después de saludar al joven le pregunte quien era el, cual era su historia. El joven nos la contó. Dijo llamarse Cardenio y ser de noble estirpe. Cardenio también nos contó que desde joven había estado enamorado de Luscinda y cuando decidió proponerle matrimonio y tuvo el consentimiento de su padre (el padre de Luscinda) tuvo que irse a cumplir un compromiso con el duque Ricardo. El duque Ricardo lo había solicitado para que fuera companero de su hijo Fernando. Cardenio cultivo una gran amistad con Fernando. Después de un tiempo Fernando tuvo un enredo amoroso con una labradora del lugar y entonces decidió irse a vivir a la casa de Cardenio. Cardenio le presento a Luscinda y el muy desgraciado se enamoro de ella. Después de contarnos este relato Cardenio empezó a hablar mal de la reina Madasima. Al oír esto me altere mucho y le grite. Le dije que estaba loco y que era un mentiroso. Cardenio, al oír esto, se enojo mucho y el muy cobarde nos tiro un guijarro ( a Sancho y a mi) y huyo. Como distintivo caballero no me quede sin hacer nada y le tire otro guijarro antes de que huyera. Después de este altercado seguimos internándonos en la montana. Por la noche nos echamos a dormir. Al despertarnos el día siguiente nos dimos cuenta que le habían robado el rucio a Sancho. Después de darnos cuenta del hurto empecé a hacer penitencia por mi amada Dulcinea del Toboso. Al terminar la penitencia le ordene a Sancho que fuera a visitar a Dulcinea por tres días y le contara todo lo que yo había estado haciendo por ella. Además tenia que llevar consigo dos cartas: una para mi amada y la otra para mi sobrina. Esta ultima decía que le entregara tres pollinos a Sancho. El ignorante de Sancho me pregunto quien era Dulcinea del Toboso. Enojado le respondí que su verdadero nombre era Aldonza Lorenzo. Al oír este nombre el irrespetuoso de Sancho empezó a hablar mal de ella. Me enojo mucho escuchar estas ofensas, después de una pequeña pelea Sancho partió montado sobre Rocinante. A la partida de Sancho me sentí muy solo y sin saber que hacer. Decidí alabar al Amadis de Gaula y empecé a rezar muchas aves marías. Después de rezar escribe un poema describiendo el paisaje. Al terminar el poema pasaron dos hombres que me contaron que habían visto a Sancho. Me dijeron que Sancho al llegar a una venta se encontró con el cura y el barbero. Estos preguntaron por mi. Sancho les contó todo lo que había pasado, inclusive les contó sobre la carta. Según los hombres, cuando Sancho quiso mostrarles la carta no la encontró. Entonces Sancho empezó a contar las partes de la carta que se acordaba. Después de escuchar el relato de Sancho el cura y el barbero se empezaron a reír ya que lo que estaba diciendo Sancho no tenia sentido. Después de invitar a Sancho a comer decidieron venir a buscarme. Cuando los hombres terminaron de contarme lo que habia pasado con Sancho se fueron.

viernes, 21 de mayo de 2010

El yelmo de Mambrino, los galeotes y el mozo de Sierra Morena (Capitulos 21-23)

Después de averiguar de que se trataba el ruido salimos al camino y pude ver a lo lejos un caballero que llevaba puesto el famoso yelmo de Mambrino. El necio de Sancho me advirtió que no sacara conclusiones precipitadas; pero yo estaba seguro que de ese se trataba. Enseguida fui a atacarlo y el muy cobarde caballero cuando vio esto salio corriendo, dejando en el suelo el yelmo de Mambrino. Después de recoger el yelmo comencé a fantasear junto con Sancho. Le dije que si nos hacíamos famosos yo me iba a casar con la hija de un gran rey, a la muerte de este yo heredaría el trono. Siendo rey mandaría a casar a Sancho con la mejor doncella que la hija del rey tuviera. Cuando terminamos de fantasear nos prometimos mutuamente que íbamos a trabajar muy duro para conseguir esto. Seguimos caminando y al poco tiempo nos topamos con unos galeotes escoltados por comisarios armados. Al ver esta inhumana situación me enfurecí. Les pregunte a cada uno porque estaban condenados y cada uno respondió. Me pareció muy injusto que estos estuvieran condenados a la pena mayor y fue por esto que le exigí al comisario que los dejara libre. El muy desgraciado se negó entonces tuve que arremeter contra el. Mientras yo peleaba contra el comisario los galeotes aprovecharon, se soltaron y desarmaron a los comisarios. Cuando termino la batalla les dije a los galeotes que fueran a visitar a mi amada Dulcinea del Toboso y le contaran como yo los había liberado. Los muy desgraciados y malagradecidos se negaron y tras de eso arremetieron contra nosotros y nos saquearon. Huimos y por consejo de Sancho nos escondimos en Sierra Morena. Al poco rato de estar ahí nos echamos a dormir. Al despertar me di cuenta que el asno de Sancho no estaba, se lo habían robado. Cuando Sancho se entero de esto, se puso a llorar. Trate de consolarlo y le prometí a Sancho que le conseguiría cinco asnos mas. Cuando Sancho se calmo un poco empezamos a caminar y nos encontramos un bulto con ropa, dinero y poemas. Leí los poemas y me interese en saber quien los había escrito. Seguimos caminando y vimos pasar a un mozo semi desnudo que se adentro en el bosque. Le dije a Sancho que lo fuéramos a buscar. Mientras lo estábamos buscando nos topamos con un cabrero. Le pregunte al cabrero que si sabia algo de este joven. El cabrero nos dijo que el joven vivía en la sierra desde hace algún tiempo, que es cortes y educado cuando esta cuerdo pero cuando pierde el juicio se torna violento. De pronto apareció el joven. Al verlo me dispuse a saludarlo.

jueves, 29 de abril de 2010

El Castillo, el Camino y los Ruidos (Capitulos 16-20)

Al llegar al castillo fuimos recibidos por los reyes, la princesa y por una sirvienta. Sancho como siempre llevándome la contraria y diciendo tonterías decía que habíamos llegado a una venta y que habíamos sido recibidos por el ventero, su esposa, su hija y por una moza llamada Maritornes. Como estábamos apaleados por la golpiza la sirviente nos curo y nos llevo a una habitación. En la habitación habían tres camas, una para Sancho, una para mi y la otra estaba ocupada por un tal harriero. Después de haber sido curados Sancho se quedo dormido pero yo no pude. Me quede pensando en la princesa y en los deseos que esta tenia de darme amor. Después de tener estos malos pensamientos me retracte y me propuse a mi mismo jamas traicionar a mi queridisima Dulcinea. En eso, entro alguien a la habitación, inmediata mente pensé que se trataba de la princesa. En ese momento olvide lo que me había propuesto y la empecé a seducir diciéndole cuan grande era su belleza. Cuando estaba seduciendola sentí una gran golpe en la quijada. Tal fue el golpe que me empezó a salir sangre de la boca. No pude reaccionar ya que cuando iba a devolver el golpe ya tenia a alguien subido encima mio. En ese momento pude darme cuenta quien me había atacado: fue el desgraciado del harriero. Mientras estaba forcejeando con el cobarde harriero me pude dar cuenta que mi noble escudero también estaba peleando. A los pocos minutos llego el rey. Cuando este entro a la habitación lo único que me recuerdo (de tan golpeado que estaba) es que el rey y el harriero empezaron a atacar al pobre de Sancho. Después de este cobarde ataque quede medio inconsciente. Pude reaccionar minutos mas tarde. Cuando pude volver a mi sano juicio le pregunte a Sancho que tan apaleado estaba, me dijo que ni se podía mover. Al oír esto decidí preparar el bálsamo de fierabras. Me lo tome y me recupere totalmente. Sancho, al ver que el bálsamo me había curado, quiso tomar también. Sancho se lo tomo y paso dos horas con desmayos, sudores y vomitos. Cuando Sancho se recupero le dije que el bálsamo no le había hecho efecto a el ya que este solo le hacia efecto a los caballeros. Inmediatamente dicho esto decidí irme del castillo para evitar mas enfrentamientos. Cuando íbamos saliendo el rey se atrevió a cobrarnos el hospedaje y la alimentacion. Obviamente me rehuse y no pague ya que los caballeros andantes nunca pagan en los castillos. Sancho hizo lo mismo pero tuvo la mala suerte de toparse con otros huéspedes que lo empezaron molestar y a aprovecharse de el. No pude hacer hacer nada para ayudarlo ya que yo ya había salido y no podía volver a entrar. Empeze a gritar y a gritar para que lo soltaran, después de un tiempo dejaron escapar al pobre de Sancho. Empezamos a caminar y al poco tiempo divisamos una polvareda provocada por unos caballeros. Al ver esto decidí enfrentarlos. Mate a unos cuantos pero tuve la mala suerte de que el mismo mago que convirtió a los gigantes en molinos convirtiera a los caballeros en ovejas. Los arrieros al ver que había matado a unas cuantas ovejas me empezaron a atacar tirándome piedras. Una piedra me pego en la cara y me quebró mis hermosos dientes del lado derecho. Los cobardes arrieros huyeron. Sentí un terrible dolor en mis rostro pero como valiente caballero no me queje. Después de que Sancho me auxiliara proseguimos con nuestras aventuras. En la noche nos topamos con unos religiosos. Cuando estábamos cerca les pregunte de donde venían. Cuando hice esto la mula de unos de los religiosos se asusto y lo boto. Todos los demás cobardes huyeron muertos de miedo. Apunte con mi lanza al indefenso religioso y le pregunte otra vez de donde venían, lo único que me respondió fue que eran religiosos y que llevaban a un muerto. En eso llame a Sancho para que levantara al religioso. Al poco tiempo llego Sancho el cual se estaba robando unos alimentos que estaban en la mula. Después de levantarlo Sancho me presento al religioso como el Caballero de la Triste Figura. Este nuevo titulo, inventado por mi escudero, me agrado. Después de cargar la comida sobre los caballos continuamos caminando por instinto, ya que no se veía nada por ser muy de noche. Mientras caminabamos escuchamos unos ruidos. Antes de ir a investigar el origen de los ruidos le dije a Sancho que si no volvía en tres días el debía volver a la villa y decirle a Dulcinea que su valeroso caballero había muerto. Cuando me disponía a ir a investigar (montado sobre Rocinante) Rocinante no podía avanzar. Sancho me advirtió que esto era una señal del cielo y que no debía ir si no quería enojar a la Fortuna. Después de escuchar esto decidí esperar hasta el día siguiente. A la mañana siguiente fuimos Sancho y yo a investigar. Después de avanzar un poco y darnos cuenta que el ruido era provocado por el golpeteo de los mazos de un batan nos echamos a reír.

miércoles, 21 de abril de 2010

Los Cabreros, Grisostomo y la pelea por Rocinante (Capitulos 11-15)

Al anochecer fuimos invitados a comer por unos cabreros. El malagradecido de Sancho no quería comer es por esto que me vi obligado a gritarle y a ordenarle al escudero que se sentara y comiera. Mientras comía, por una extraña razón, he recordado las épocas pasadas donde todo era mejor y los hombre se entendían mas. Instantáneamente al recordar esto decidí compartir con los cabreros mi famoso discurso de la Edad de Oro. Después de que escucharan mi relato llego un amigo de los cabreros y nos deleito con un bello romance. A la mañana siguiente un cabrero llamado Pedro me contó las historia de Grisostomo. Grisostomo era un estudiante de grandes dotes y riquezas que un día decidió dejarlo todo y convertirse en pastor. Grisostomo se enamoro de una joven, Marcela, pero esta lo rechazo al igual que rechazo a muchos otros. Grisostomo no pudo resistir este rechazo y murió. Después de haber escuchado aquella historia quede conmovido y en mi mente suplique a Dios con todo mi corazón que no me pasara esto con mi dulce y hermosa Dulcinea. Después de escuchar la historia decidí ir al entierro acompanado de cinco cabreros. En el camino tuve la dicha de poder conversar con Vivaldo acerca de asuntos de caballería. !Por fin pude conversar con alguien que supiera de caballerías! Cuando llegamos al entierro vimos al difunto Grisostomo en un baúl lleno de papeles. En esto un amigo de Grisostomo, Ambrosio, leyó un esplendido y romántico poema escrito por el difunto. Después de esto Marcela llego. Yo siendo caballero puede prever que iban a haber problemas. Enseguida cuando Ambrosio vio a Marcela la acuso de haber sido la asesina de Grisostomo. Marcela le responde diciendo que si una persona ama a otra no necesariamente esta le tiene que corresponder. Al oír esto respalde a Marcela diciendo que ella no había sido culpable de la muerte de Grisostomo. Posteriormente Marcela se fue. Yo tuve enseguida ganas de perseguirla pero siendo caballero y siguiendo los valores que estos tienen no podía, debía esperar que el entierro finalizara. Cuando termino el funeral me despedi de los cabreros agradeciendoles por todo. Durante dos horas Sancho y yo buscamos a Marcela pero no pudimos encontrarla, entonces decidimos sentarnos y descansar. Cuando estábamos descansando Rocinante jugando de vivo y de muy macho fue a tratar de conquistar a unas yeguas. Las yeguas no aceptaron los coqueteos de Rocinante es por esto que tanto los dueños como las yeguas atacan al pobre e indefenso Rocinante. Al ver esto salí corriendo junto con Sancho a ayudar a nuestro apaleado amigo. Nuestros contrincantes eran mas de veinte y nos vencieron. Después de la pelea descubrí porque habíamos perdido: yo pelee con hombres normales cuando solo debería pelear con caballeros. Esta pelea le correspondía pelear a Sancho pero como el miedoso no podía solo le tuve que ayudar. Después de la pelea quede muy golpeado, casi muerto y sin energías. No puedo describir como me siento en este momento. Lo único que se es que llegamos a un castillo pero otra vez el necio de Sancho dice que es una venta.